La granada proviene de un pequeño árbol frutal caducifolio llamado granado, este árbol es originario de la región de Irán hasta el norte de los Himalayas, en la India, y ha sido cultivado desde la antigüedad en toda la región del Mediterráneo, Asia occidental y en el Norte de África. De corteza dura, colores morrones y rojos , con un cáliz en forma de corona ( Esta similitud llevó a la tradición judía a la inspiración de los diseños de sus coronas), de forma globosa, muy similar a una manzana; son las características físicas de este fruto.
Según la mitología griega, Afrodita, la Diosa griega del amor y la belleza, fue quien plantó el primer granado, mientras Hades, el Dios del infierno, le ofreció su fruto a la bella Perséfone para seducirla.
Sin embargo, no sólo los dioses le han sacado provecho a este fruto, los antiguos egipcios preparaban con su jugo un vino ligero con sabor a frambuesa.
Los babilonios creían que masticar sus granos antes de las batallas los hacía invencibles. Incluso Hipócrates recomendaba el jugo de la granada contra la fiebre, como fortificante contra la enfermedad.
Hoy en día, desde el punto de vista nutricional, la granada es muy rica en vitaminas, principalmente en C y B2, también en minerales como el magnesio, potasio, hierro y calcio.
Las semillas de la granada son ricas en antioxidantes y ayudan a prevenir y reducir los efectos negativos de los radicales libres en nuestro organismo. Por otro lado, también ayuda a depurar las sales de los riñones, así como a reducir la presión arterial.
Consumir semillas de granada regularmente, es un remedio natural para prevenir enfermedades del corazón, además de ser útil para mantener una óptima salud cardiovascular.
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